Apenas abrí los ojos, me sentí mareada. Miré alrededor y no reconocí el lugar en el que estaba; tuvieron que pasar unos segundos para que mi mente empezara a recordar lo sucedido el día anterior.
Había viajado hasta Inglaterra en busca de William Kinsey, un renombrado entomólogo, quien se especializaba en arácnidos y dípteros. Se presumía, por las publicaciones de sus investigaciones, que sus actuales estudios lo habían ayudado a erradicar los daños de algunas especies de mosquitos y arañas en humanos. Y me enviaron a mí para entrevistarlo e indagar acercar de los beneficios de su descubrimiento.
No contaba yo con que este hombre estuviera escondido en la falda de un cerro inglés muy al norte del país, justo en una zona donde lo único que había eran montañas y más montañas acompañadas por lagos y pequeños ríos. Era más que obvio, entonces, que batallaría para encontrar la dirección del afamado científico —sobre todo porque la única referencia que tenía de su dirección era una foto en la que su casa apenas se veía y no un mapa—; sin embargo, tras explorar El Distrito de los Lagos, como lo llaman los ingleses, encontré la casa de este hombre.
Había viajado hasta Inglaterra en busca de William Kinsey, un renombrado entomólogo, quien se especializaba en arácnidos y dípteros. Se presumía, por las publicaciones de sus investigaciones, que sus actuales estudios lo habían ayudado a erradicar los daños de algunas especies de mosquitos y arañas en humanos. Y me enviaron a mí para entrevistarlo e indagar acercar de los beneficios de su descubrimiento.
No contaba yo con que este hombre estuviera escondido en la falda de un cerro inglés muy al norte del país, justo en una zona donde lo único que había eran montañas y más montañas acompañadas por lagos y pequeños ríos. Era más que obvio, entonces, que batallaría para encontrar la dirección del afamado científico —sobre todo porque la única referencia que tenía de su dirección era una foto en la que su casa apenas se veía y no un mapa—; sin embargo, tras explorar El Distrito de los Lagos, como lo llaman los ingleses, encontré la casa de este hombre.