lunes, 31 de enero de 2011

El hubiera

Si hubiera la manera de cambiar las cosas… De existir tal acción podría todo ser tan diferente. Tan diferente que el recuerdo entre tú y yo no sería tan amargo y decepcionante. Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o callado…

"Pero 'el hubiera' no existe" escucho constantemente al externar mi inquietud, y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignación. Una resignación que nunca llega, a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras.

'El hubiera' no existe…

Si 'el hubiera' no existe, ¿entonces por qué lo puedo pronunciar y pensar? Por todo lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable. Y habiendo tantas cosas y acciones improbables en este mundo, ¿por qué es 'el hubiera' el más ignorado y desahuciado?

En el sinfín de cosas que supuestamente no existen, sin embargo, pensamos y pronunciamos, ¿es 'el hubiera' lo más improbable de todo? Es como negar el recuerdo nítido del sueño o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles. O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso haciéndose presente a cada segundo, aún siendo intangible.

Si puedo pensar y pronunciar el hubiera, entonces existe. Por todo lo que alguna vez ha pensado, imaginado o soñado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproximado en descripción o significado, pues lo que aún no se conoce o inventa carece de todo ello. Es entonces cuando sí es aceptable su inexistencia, que también podría resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de soñar y preguntarse acerca de las cosas u hechos.

La improbabilidad de que suceda, o no, es irrelevante a lado del valor que cada persona le dé a su existencia.

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