sábado, 29 de diciembre de 2012

Pedro Páramo de Juan Rulfo, pág. 11

Hubiera querido decirle: "Te equivocaste de domicilio. Me diste una dirección mal dada. Me mandaste al '¿dónde es esto y dónde es aquello?' A un pueblo solitario. Buscando a alguien que no existe."

viernes, 28 de diciembre de 2012

Pedro Páramo de Juan Rulfo, pág. 7

Me había topado con él en Los Encuentros, donde se cruzaban varios caminos. Me estuve allí esperando, hasta que al fin apareció este hombre.

miércoles, 11 de julio de 2012

Pedro Páramo de Juan Rulfo, pág. 10

Y aunque no había niños jugando, ni palomas, ni tejados azules, sentí que el pueblo vivía. Y que si yo escuchaba solamente el silencio, era porque aún no estaba acostumbrado al silencio; tal vez porque mi cabeza venía llena de ruidos y de voces.

jueves, 5 de julio de 2012

La maison en petits cubes

Aquí mi participación a la actividad Comienza una historia (6) de Maga DeLin. Para ver el cortometraje en el que nos debíamos inspirar, haz clic aquí.


Él era el último ahí y su vivienda se levantaba sobre el mar apenas lo suficiente para mantener el piso seco. Era la única persona que quedaba de ese poblado y su exclusivo contacto con lo que pudiera estar más allá del horizonte era el capitán que le llevaba material y a veces comida.

martes, 3 de julio de 2012

Pedro Páramo de Juan Rulfo, pág. 8

Después de trastumbar los cerros, bajamos cada vez más. Habíamos dejado el aire caliente allá arriba y nos íbamos hundiendo en el puro calor sin aire. Todo parecía estar como en espera de algo.
—Hace calor aquí —dije.
—Sí, y esto no es nada —me contestó el otro—. Cálmese. Ya lo sentirá más fuerte cuando lleguemos a Comala. Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del Infierno. Con decirle que muchos de los que allí se mueren, al llegar al Infierno regresan por su cobija.

Tercer maratón de escritura


Del 29 de julio al 4 de agosto

Durante esos días, nuestra consigna será la de escribir un mínimo de cinco páginas diarias (tamaño de letra 12 puntos, sin importar cuál). Se puede escribir sobre lo que se desee: comenzar una novela o seguir la que ya están escribiendo, escribir uno o más relatos, escribir microrrelatos, poesías, entradas en sus diarios personales, escritura romántica, letras de canciones... ¡¡lo que deseen!! Lo importante, como siempre dice Maga, es escribir. La fecha límite de inscripción es el 27 de julio.

Para más información hacer clic en la imagen o aquí.

viernes, 29 de junio de 2012

Pedro Páramo de Juan Rulfo, pág. 6



Era ese tiempo de la canícula, cuando el aire de agosto sopla caliente, envenenado por el olor podrido de las saponarias.
El camino subía y bajaba: "Sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para el que viene, baja."

jueves, 28 de junio de 2012

Meme primaveral

Dulce, del Club de las Escritoras, ha dedicado este meme a las diez últimas chicas que nos unimos al  club.

1. ¿Tienes algún género predilecto para leer? Si es así, ¿Cuál es?
R: Me encanta el terror. Sin duda es mi género favorito.

2. ¿Te gusta que se hagan adaptaciones de los libros en la gran pantalla?
R: No realmente.

3. ¿Tienes algún libro o saga favoritos que recomiendes?
R: Mi libro favorito hasta la fecha es Cien años de soledad por Gabriel García Márquez. Curioso que mi libro favorito no sea de terror...

lunes, 25 de junio de 2012

El mejor de los halagos


Por más de un mes siguió a esa mujer, una afamada modelo de lencería, para matarla. Le habían pagado por adelantado, así que no podía quejarse; pero andar tras los pasos de una muchacha mimada y frívola no era su trabajo ideal, por más fácil que fuera.

Aún así, con el pasar de los días, se dio cuenta que la información que recibió sobre ella estaba parcialmente viciada. Él había leído —incluso escuchado en alguna oportunidad— sobre una persona veleidosa que usaba su despampanante físico e influencia para hacer y deshacer lo que se le antojara; sin embargo, conforme la observaba, tuvo la oportunidad de descartar algunas de esas declaraciones. Sí, era caprichosa; mas no era la perra desalmada, sedienta de poder y atención que su cliente y otros medios afirmaban con tanta vehemencia.

domingo, 24 de junio de 2012

El escritor

Pensando que su historia ya estaba terminada, el escritor tamborileó los dedos sobre el teclado y dejó escapar un suspiro. Solo faltaba el cierre, una frase que pudiera marcar un final adecuado. Segundos después una sonrisa cruzaba su rostro al tiempo que escribía:
—Continuará…

lunes, 28 de mayo de 2012

El entomólogo


Apenas abrí los ojos, me sentí mareada. Miré alrededor y no reconocí el lugar en el que estaba; tuvieron que pasar unos segundos para que mi mente empezara a recordar lo sucedido el día anterior.

Había viajado hasta Inglaterra en busca de William Kinsey, un renombrado entomólogo, quien se especializaba en arácnidos y dípteros. Se presumía, por las publicaciones de sus investigaciones, que sus actuales estudios lo habían ayudado a erradicar los daños de algunas especies de mosquitos y arañas en humanos. Y me enviaron a mí para entrevistarlo e indagar acercar de los beneficios de su descubrimiento.

No contaba yo con que este hombre estuviera escondido en la falda de un cerro inglés muy al norte del país, justo en una zona donde lo único que había eran montañas y más montañas acompañadas por lagos y pequeños ríos. Era más que obvio, entonces, que batallaría para encontrar la dirección del afamado científico —sobre todo porque la única referencia que tenía de su dirección era una foto en la que su casa apenas se veía y no un mapa—; sin embargo, tras explorar El Distrito de los Lagos, como lo llaman los ingleses, encontré la casa de este hombre.

martes, 22 de mayo de 2012

Las tinieblas del corazón


El suelo crujía bajo sus pies y temblaba tan erráticamente que les dificultaba mucho el paso.

—¿Qué está pasando? —preguntó Aura asustada, pero nadie le respondió.

Pararon en seco cuando las sacudidas se detuvieron de golpe. Val notó el fuerte agarre que tenía sobre ella y cuestionó su posición como líder. Había cometido ya un par de deslices durante su corta travesía con esos muchachos, no podía darse el lujo de complacer a su egoísta corazón y, mucho menos, perder la batalla contra Luzbel.

«Has fallado. Les has fallado a todos. ¿Qué diría la Bestia de la Creación si supiera que depósito toda su fe y esperanza en un fracasado?» El murmullo de una voz viperina calaban profundo en él y continuó reprochándole: «¿A cuántas personas más arrastrarás contigo? ¿Cuántas personas deben morir para que estés satisfecho y te des cuenta que todo está perdido?» La voz estaba cargada de ponzoña e inyectaba directo a su sensibilidad las peores dudas y miedos. Era Orpra que, lentamente, llenaba a Val de veneno. De adentro hacia afuera, inmovilizaba su cuerpo y arrastraba su alma a las tinieblas del infierno. «Acéptalo. No has hecho más que guiar a todas esas personas a su muerte.»

martes, 1 de mayo de 2012

Mujer leyendo

"Mujer Leyendo" de Pieter Janssens Elinga
Como cada día al llegar a casa, prendió la chimenea. Estuvo unos momentos de pie ahí, hipnotizada por el fuego que poco a poco se avivaba, pensando en todo y en nada a la vez. ¿Cuánto tiempo esperaría por el regreso de su marido sabiendo bien que nunca más lo vería cruzar la puerta?

Los delgados muros de su pequeña casa dejaban que el frío se colara adentro, calando en sus huesos; sin embargo, ella no lo sentía, así como tampoco sentía el calor que rezumaba de las modestas llamas. Desde la muerte de su marido, lo que sucedía alrededor de ella era ajeno a su percepción. La tristeza amortiguaba buena parte del exterior al mundo que ellos construyeron en tan corto tiempo y con tanto amor.

Puso a calentar agua, más por mecánica que por deseo de tomar algo, y caminó hacia la silla que tenía dispuesta cerca de la ventana, la silla de su marido. La silla en la que él se sentaba cada noche para manuscribir en su diario —algo que ella siempre admiró de él— o leer los cuadernos de sus memorias a lo largo de su vida —a falta de correspondencia y dinero para comprar libros—. Ahora ella ocupaba su lugar, con la intención de preservar algún tipo de legado y conservar su esencia manifiesta de esa manera: leyendo sus diarios de principio a fin, sin descanso alguno y con la mayor pasión que su desgastado corazón le permitía.

Cualquiera que pasara por esa calle y volteara hacia esa ventana vería una mujer sentada, perdiendo el tiempo con la mirada gacha; nadie vería a una mujer sufriendo, a una viuda que no podía desahogar su pena y el dolor de la pérdida. Para el mundo, ella era simplemente una mujer leyendo.

sábado, 14 de abril de 2012

Infortunio


Thomas Shaw se paseaba nervioso en su camarote. Formaba círculos con su andar ante la atenta mirada de un selecto grupo de hombres, incluidos entre ellos el capitán Edward John Smith y el jefe de oficiales Henry Wilde. Era apenas el mediodía del 14 de abril y, durante el desayuno, había llegado a sus oídos un rumor curioso: a bordo, en una de las escotillas designadas para el cargamento, estaba escondida la supuesta momia de una sacerdotisa egipcia.

—¿Qué vamos a hacer al respecto? —preguntó frotándose las manos.

—¿A qué se refiere? —inquirió a su vez uno de los presentes—. Revisar las escotillas de carga sería problemático y llamaría la atención de los pasajeros.

martes, 3 de abril de 2012

El don de la oscuridad


Dov era un chico de la noche. Fuera por sus continuas desveladas o por casualidad, tenía un mejor funcionamiento después del anochecer. No solo su mente se agilizaba y sus sentidos despertaban en un cien por ciento, había algo más que no sabía explicar, algo que lo llamaba y lo fortalecía.

De día, si es que estaba despierto, no era más que un muchacho demasiado callado, algo extravagante y de apariencia pálida y ojerosa. Pero de noche…, de noche todo eso cambiaba. Era uno mismo con las sombras. Su silueta se mezclaba en su negrura, su aliento se mezclaba con el frío, su mirada escudriñaba lo que normalmente nadie podría ver. Y su alrededor era apenas su patio de juegos en donde mataba tiempo y aprovechaba al máximo para agudizar los dones que se le habían dado.

lunes, 26 de marzo de 2012

Chocolate para una obsesión


Buscó en todos los libros de recetas, con la esperanza de seducirlo por medio de los postres y dulces más deliciosos y exóticos.

Había decidido, después de muchos intentos fallidos, ganarse su afecto abriéndose paso hacia su corazón por medio de su estómago y, aunque no tuviera garantía alguna, creía que todo ese azúcar y dedicación podrían ayudarle a enamorarlo. Por encima de todo, confiaba que el gesto le indicaría cuánto le importaba y cuánto lo amaba, puesto que distaba mucho de ser una mujer apta para cualquier actividad culinaria.

—¿Y crees que vaya a funcionar? —le preguntó su madre mientras le observaba medir cucharadas y tazas de uno y otro ingrediente—. Si hasta el agua se te quema, no me quiero imaginar cómo van a quedar todas esas galletas, pasteles y biscochos.

miércoles, 7 de marzo de 2012

La búsqueda de Eric


Eric sintió envidia de ella. Quiso, aunque fuera por un momento, estar en su lugar y cerrar los ojos, lograr escapar a la realidad por unos momentos y recuperarse un poco.

—¿Has sido tú quien Metratón y Luvriniev han escogido?

Una mujer de tez blanca y largo cabello castaño apareció entre la niebla rojiza. A su paso, las sombras se evaporaban y el aire se purificaba.
 
—Vamos, muchacho. Busca en tu interior y lucha —la mujer decía con voz algo severa—. Yo cuidaré de tus amigos. ¡Ve!